La historia del Palacio del Eliseo

Ilustración : Extracto del plano de Turgot (1734-1739). A principios del siglo XVIII, el actual barrio de Saint Honoré no era más que una llanura salpicada de pastos y huertos y algunas casas con techo de paja.

Ilustración : Retrato de Henri-Louis de la Tour d'Auvergne Entre la Grande Rue du Faubourg Saint-Honoré, simple camino que iba a la aldea de Roule, y el Grand Cours (Campos Elíseos), el sobrino político de André Le Nôtre, el arquitecto Armand-Claude Mollet, tenía unos terrenos que en 1718 vendió a Henri-Louis de la Tour d'Auvergne, conde de Evreux. El contrato de venta estipulaba que Armand-Claude Mollet se encargaría de construir un "hotel" donde residiría el conde.

El arquitecto, a solicitud del conde, hizo el "hotel" entre un patio (del lado de la calle) y un jardín (del lado de los Campos Elíseos), poniendo así el punto de partida del plan de urbanismo del Faubourg Saint-Honoré. Ya en 1742, Pignol de la Force evocaba este barrio, considerándolo como uno de los más hermosos de París.

Ilustración : Plano del palacio de Evreux por Pierre Convers, 1726 En el "hotel", construido y decorado entre 1718 y 1722, se aplicaron los principios que por aquel entonces habían definido los expertos en arquitectura.

Es uno de los mejores ejemplos del modelo clásico: un vestíbulo de entrada situado en el eje del Patio de Honor y los jardines, un cuerpo de doble profundidad, un Gran Apartamento o Apartamento de Gala dividido por la mitad por un Gran Salón que abre al jardín.

Además, el edificio comprendía un cuerpo central de tres niveles y dos alas de una sola planta: un Apartamento de Baños a la derecha y un Pequeño Apartamento (apartamentos privados) a la izquierda.

Un portal monumental con cuatro columnas jónicas y enmarcado por paredes ciegas coronadas con una balaustrada daba a un gran patio redondeado. El Patio de Honor, majestuoso, correspondía a la deliberada atmósfera de prestigio que el conde de Evreux quería imprimir a su vivienda. Lo bordeaban dos muros con arcadas en bajorrelieve que ocultaban las dependencias (cuadras, cocina, reserva de leña, cocheras...).

Un jardín a la francesa, con su avenida central, en el eje del hotel, sus parterres "bordados" y sus paseos de castaños bordeados con cenadores completaban el hotel agradablemente.

Esta organización permitirá todas las adaptaciones deseadas por los siguientes propietarios. Se realizarán importantes modificaciones según el uso del edificio: vivienda de noble, morada principesca o palacio presidencial, y en función del gusto de los ocupantes y las modas.

La decoración de los salones de recepción, aunque se ha ido modificando con el paso de los siglos, ha conservado esencialmente su aspecto original. Así, el artesonado del Gran Salón (Salón de Embajadores) esculpido por Michel Lange inspirándose en Hardouin-Mansard, la decoración de la Segunda Antecámara (Salón de Edecanes), de la Habitación de Gala (Salón Pompadour) y del Salón de los Retratos son en gran parte originales y las transformaciones ulteriores no han alterado su carácter.

Al fallecer en 1753, el conde de Evreux deja una casa admirada por todos sus contemporáneos, incluido Blondel, que apreciaba "la casa de recreo más hermosa de los alrededores de París".

Ilustración : La Marquesa de Pompadour (1721-1764) por François Boucher Jeanne-Antoinette Poisson, marquesa de Pompadour, deseosa de adquirir una vivienda parisina, la compró. Lassurance, su arquitecto favorito, fue encargado de modificar la Habitación de Gala y de reformar la primera planta. El jardín fue reorganizado, añadiéndosele pórticos, cenadores, cascadas, un laberinto y una gruta dorada.

A su muerte, la marquesa legó la residencia a Luis XV. Primero el "hotel" fue puesto a disposición de los embajadores extraordinarios que residían en París y más tarde, por real decisión del 14 de agosto de 1765, se dedicó a presentar los cuadros de los Puertos de Francia, encargados por Luis XV a Joseph Vernet, para "las personas curiosas y los aficionados a las bellas artes".

Ilustración: Retrato de Nicolas de Beaujon por Louis Michel Van Loo. El "hotel de Evreux" fue provisionalmente transformado en Guardamuebles de la Corona en 1768, mientras se terminaban los edificios de Gabriel en la Plaza Luis XV, y se vendió en 1773 al financiero Nicolás Beaujon.

Este, que fue su dueño hasta agosto de 1786, cuando lo cedió a Luis XVI bajo reserva de usufructo, modificó profundamente la residencia con el arquitecto Etienne-Louis Boullee.

A él le encargó que prolongara el ala de los Pequeños Apartamentos hacia los Campos Elíseos, en ángulo recto. El actual Salón de Plata todavía conserva las proporciones de un saloncito decorado con espejos.

En una galería que corría a lo largo de los salones de los Pequeños Apartamentos estaba expuesta la colección de cuadros del banquero, gracias a un alumbrado cenital. Dicha colección comprendía lienzos sobresalientes, como La bohemia, de Frantz Hals y Los Embajadores de Holbein.

Otras modificaciones importantes fueron realizadas en el Pabellón Central. La alcoba de la Habitación de Gala se transformó en hemiciclo, la Sala de Asamblea se dividió, se esculpieron decoraciones de madera y se instaló un invernadero en parte del Apartamento de Baños.

El jardín fue completamente reformado y ordenado a la inglesa, con terrazas, bosquecillos, avenidas sinuosas y ríos que daban a un pequeño lago. Estas son las reformas que originaron el parque actual.

Los arreglos de Boullee y la colección de pintura de Nicolas Beaujon convirtieron a esta residencia en "una de las primeras de París".

Luis XVI, como su abuelo, destinó el hotel a morada de los embajadores extraordinarios en París y en 1787 lo vendió a su prima, la duquesa de Borbón. Así fue como el hotel tomó el nombre de su dueña, "Hotel de Borbón". Pierre-Adrien Pâris modificó parte de la obra de Boullee. El dormitorio de la duquesa se creará en parte sobre la galería de los cuadros: es la actual biblioteca Napoleón III.

Durante la Revolución y tras el arresto de la duquesa, en abril de 1793, el "Hotel de Borbón" tuvo distintos destinos. En 1794, recibió a la Comisión de Envío de las leyes y la Imprenta del boletín de Leyes. Unos meses más tarde, se transformó en depósito nacional de los muebles incautados a los emigrados o condenados.

La duquesa de Borbón fue liberada en 1795 y pudo volver en enero de 1797 a su residencia parisina. Para subvenir a sus necesidades, alquiló la planta baja del hotel y autorizó a su inquilino, un negociante llamado Hovyn, a organizar bailes populares en los salones y el jardín. Para que el público pudiera pasar del patio a los jardines, hubo que abrir dos arcadas a ambos lados de la puerta del vestíbulo que daba al Gran Salón.

En esta época es cuando el hotel empieza a llamarse Elíseo, por referencia al paseo cercano.

La duquesa de Borbón se exiló en España y subastó su vivienda. La familia Hovyn lo adquirió de este modo. Varias partes del edificio fueron arrendadas por apartamentos. Así fue como el Elíseo alojó al conde y la condesa Léon de Vigny y su cuarto hijo, Alfred. La moda de las fiestas y bailes fue pasando y la hija de Hovyn tuvo que vender la casa en 1805 para pagar sus deudas.

Joaquim Murat, mariscal de Francia, príncipe del Imperio, la compró. Decidido a devolver todo su lustre al antiguo "hotel de Evreux", le confió la restauración y reforma a Barthélémy Vignon, futuro autor de la Magdalena, y a Barthélémy Thibault.

A estos dos arquitectos se debe la creación de la Gran Escalera, a la izquierda del Vestíbulo de Honor, y de la Galería de Pinturas, que se utiliza como salón de baile (actual Salón Murat), al unir el comedor Beaujon y la capilla vecina. Asimismo, una Sala de Banquetes fue instalada en el ala oeste.

Ilustración : Caroline Murat Reina de Nápoles, rodeada de sus hijos por François Gérard. Además, el ala de los Pequeños Apartamentos se convirtió en el apartamento de Caroline Murat, del que sólo queda el Salón de Plata. La primera planta del edificio central fue atribuido al príncipe, de acuerdo con las conveniencias, y la segunda a sus hijos, Caroline y Joaquim. Napoleón destinará ulteriormente esta planta a su hijo, el Rey de Roma.

Ilustración : Vista del Elíseo Borbón Murat fue nombrado rey de Nápoles en 1808 y cedió al Emperador el conjunto de sus propiedades en Francia, incluido el Elíseo, que adoptó el nombre de Elíseo-Napoleón. A partir de entonces, su historia estará unida a la de Francia.

El Emperador residió en él desde el 1 de marzo de 1809 hasta que se fue a la campaña de Austria, y se instaló en el apartamento de Caroline. Tras haber cedido esta vivienda a Josefina, cuando se divorciaron, Napoleón volvió a tomar posesión del Elíseo en 1812, en las últimas horas del Imperio. Firmó su abdicación en el Salón de Plata.

Después, el Elíseo albergó al zar Alejandro, cuando los Aliados ocupaban París, y a continuación fue puesto a disposición del duque de Wellington en noviembre de 1815.

Ilustración : María-Carolina de Borbón-Sicilia En 1816, el Elíseo se incorpora definitivamente a los bienes de la Corona y Luis XVIII lo asigna a su sobrino, el duque de Berry, con ocasión de la boda de éste y María Carolina de Borbón-Sicilia. La Sala de Banquetes fue transformada en invernadero de naranjos.

En 1820, Luis Felipe tomó posesión del palacio que, hasta 1848, fue residencia de los huéspedes extranjeros de Francia de visita en París. Durante el gobierno provisional de la Segunda República, el palacio se llamará "Elíseo Nacional" y los jardines se abrirán al público.

El 12 de diciembre de 1848, la Asamblea Nacional decretaba que el "Elíseo Nacional" sería la residencia del Presidente de la República.

Ilustración : Eugenia de Montijo En él se estableció el príncipe-presidente Luis Napoleón el 20 de diciembre de 1848, antes de disponer del palacio de las Tullerías en 1852. En 1853, el Elíseo acogió a Eugenia de Montijo, prometida del Emperador, y Napoleón III decidió renovar completamente el palacio con un nuevo arquitecto, Joseph-Eugène Lacroix.

Las estructuras actuales del Palacio provienen esencialmente de esta época y el conjunto de las obras, concluidas en 1867, constituyen las últimas grandes reformas.

Esas obras interesaron sucesivamente el ala oeste, a lo largo de la avenida Marigny, y la de los salones de recepción de la planta baja, acabando en el apartamento del primer piso.

Además, el Emperador hizo abrir la avenida de la Reina Hortensia (actual calle del Elíseo) y dobló la superficie de los pequeños apartamentos, que fueron dotados con un piso suplementario, sin modificar el Salón de Plata.

Los salones de recepción del Pabellón Central fueron dotados con una segunda serie de puertas en crujía. Encima de las puertas del Salón del Consejo se pusieron retratos de los soberanos de Europa, en lugar de las musas de Madame de Pompadour y los retratos de la familia imperial (actual Salón de los Retratos).

El primer piso del Pabellón Central se volvió a decorar completamente. Jean-Louis Godon fue encargado de la decoración del Gran Salón y del Cuarto de Baño, con ayuda de Charles Chaplin.

Una nueva capilla fue construida en el patio de honor, en la planta baja del ala este, y una sala de baile, comenzada en la prolongación del Salón Murat, fue acabada por el mariscal Mac Mahon.

El portal de entrada fue modificado y reemplazado por una puerta en forma de arco de triunfo y en la fachada de la calle del Faubourg Saint-Honoré se abrieron ventanas.

Para la Exposición Universal de 1867 las obras están acabadas y los soberanos extranjeros son recibidos en el Elíseo: el zar Alejandro II, el sultán de Turquía Abdul-Aziz y el emperador de Austria Francisco José.

Ilustración : Palacio del Elíseo, 15 de julio de 1947 Tras la caída del Imperio, el palacio recobró el título de Elíseo Nacional. Durante la Comuna no sufrió daño alguno y Thiers, jefe del poder ejecutivo en febrero de 1871 y presidente de la República en agosto, se alojó en él algunas veces. Su sucesor, el mariscal Mac Mahon, elegido en mayo de 1873, se instaló definitivamente en el Elíseo a partir de septiembre de 1874.

Ilustración : Las obras el 29 de julio de 1947 El palacio del Elíseo será a partir de entonces la residencia oficial de todos los presidentes de la República.

Habrá que hacer obras debidas a las exigencias de la función presidencial. La creación de la Sala de Fiestas, inaugurada en 1889, permitirá recibir las festividades de la Exposición Universal.

El palacio presidencial no será objeto de transformaciones arquitectónicas de mayor importancia durante la Tercera República. Sin embargo, sí que será modernizado con la instalación del teléfono, la electricidad, la calefacción central y el "confort moderno". Solamente la distribución de las habitaciones y su mobiliario variará en función de las necesidades y gustos de sus habitantes.

El palacio estuvo cerrado entre el 13 de junio de 1940 y 1946. Vincent Auriol lo devuelve a su función presidencial. Bajo su presidencia serán suprimidos la galería de los vestuarios y el hemiciclo del Salón Pompadour. Los decoradores Arbus y Leleu se encargarán del primer piso del Pabellón Central.

Ilustración : Las obras el 1º de octubre de 1947 La Quinta República conserva el Elíseo como palacio presidencial pero transformando profundamente la distribución de las habitaciones para responder a las nuevas exigencias de la función presidencial.

Las habitaciones de la primera planta del Pabellón Central se convierten en despachos. El salón Dorado será el despacho presidencial y los principales colaboradores del presidente se instalan en el antiguo apartamento de Eugenia.

La sala del Consejo de Ministros se desplazará del Salón de los Retratos, en la planta baja, al primer piso, en el antiguo comedor privado.

El ala este se dedicará a los apartamentos: el primer piso reservado a los apartamentos privados y la planta baja a los apartamentos semioficiales.

Este nuevo reparto, que corresponde a la división tradicional de las grandes moradas del siglo XVIII, será mantenido por los sucesores del General de Gaulle. La sala del Consejo de Ministros será transferida sin embargo bajo presidencia de Georges Pompidou al Salón Murat.

Ilustración : Fachada del Palacio del Elíseo Además, los apartamentos privados y semioficiales se arreglarán al gusto de los jefes de Estado y, como durante la presidencia Auriol, Georges Pompidou y François Mitterrand recurrirán a creadores contemporáneos.

Pese a sus numerosas transformaciones en el curso de los siglos, el palacio del Elíseo conserva una gran coherencia arquitectónica.

Residencia del jefe de Estado y sede de la Presidencia, esta casa ha llegado a ser un palacio simbólico de la República.





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