Discurso del Presidente de la Republica de Francia en opportunidad de la cuarta Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Union Europea y America Latina y Caribe.

Discurso del Sr. Jacques CHIRAC, Presidente de la República de Francia en opportunidad de la cuarta Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea y América Latina y Caribe.

Prima mesa redonda - "El nuevo multilateralismo como respuesta a nuestros retros compartidos"

Viena (Austria), 12 de mayo de 2006.

Señor Presidente,
Señoras y Señores Jefes de Estado y de Gobierno,

Frente a los grandes retos contemporáneos, Europa y América Latina comparten una misma perspectiva y deben aunar sus esfuerzos. Nuestros dos continentes tienen la vocación específica de promover una mundialización al servicio de los hombres, de su dignidad y de su progreso.

La defensa de la paz, la lucha contra la pobreza y las pandemias, el cambio climático y la degradación del medio ambiente, el terrorismo y la proliferación de las armas de destrucción masiva son retos que exigen respuestas colectivas, pues los caminos del unilateralismo conducen a peligrosos callejones sin salida.

Para hacer frente a estos retos compartidos, debemos trabajar juntos para reforzar el multilateralismo. Para ello, ante todo, debemos materializar la reforma de las Naciones Unidas, reforzando así su eficacia y su representatividad.

En estos últimos años se han dado varios pasos importantes: creación del Tribunal Penal Internacional; creación de un Consejo de Derechos Humanos y una Comisión de Consolidación de la Paz. Europa, América Latina y el Caribe han tenido una participación decisiva en estos avances. Ahora hay que completar estas reformas, especialmente con la ampliación del Consejo de Seguridad.

Nuestra presencia común en la MINUSTAH es el ejemplo de una movilización multilateral que, así lo espero, ayudará a Haití a recobrar la paz civil y el desarrollo. Francia desea que se empleen sobre el terreno de forma inmediata los cerca de 500 millones de euros asignados a este país.

Para llegar más lejos en este multilateralismo renovado, quisiera evocar tres ejes prioritarios:

Primer eje:
Tener en cuenta las aspiraciones a un mayor grado de justicia y solidaridad, tal y como los pueblos las expresan en las urnas. Los países de América Latina y el Caribe llevan avanzando por esta vía dos decenios ejemplares de renovación democrática, por los que me congratulo.

En el plano mundial, ello implica la aplicación universal de las normas fundamentales, empezando por los pactos de las Naciones Unidas sobre los derechos civiles y políticos, económicos y sociales.

Desde esta perspectiva, Francia considera que debe prestarse especial atención a los grupos vulnerables o marginalizados: pueblos autóctonos perseguidos, mujeres y niños sometidos a una esclavitud moderna inaceptable, enfermos y minusválidos, víctimas de la pobreza absoluta, grupos humanos discriminados.

Segundo eje:
Reforzar la cooperación global frente a las grandes amenazas contra la seguridad y la paz. Estoy pensando en primer lugar en el terrorismo, que suele tener estrechas relaciones con la delincuencia organizada, el tráfico de drogas y el blanqueo de dinero. A este respecto, quiero aplaudir la calidad de nuestra cooperación, que se ilustra en el Mecanismo de Coordinación y Cooperación Birregional creado posteriormente a Río. Estoy pensando también en la amenaza que representa la proliferación de las armas de destrucción masiva. A este respecto, Francia reconoce a cada país el derecho a la energía nuclear civil, con miras a su desarrollo, con arreglo a las disposiciones del Tratado de No Proliferación, pero dentro del respeto pleno, por parte de cada Estado, de sus compromisos de no proliferación, desde un espíritu de confianza compartida.

Tercer eje:
El medio ambiente. Nos enfrentamos a una crisis ecológica mundial y no tenemos mucho tiempo para reaccionar. En este momento, es necesario y urgente reforzar la gobernanza medioambiental. Sólo podremos hacer frente a este reto mediante una organización que disponga de una verdadera autoridad, como es el caso de las agencias fundamentales de la ONU. Quiero hacer un llamamiento para que América Latina se sume a la Unión Europea en la promoción de la creación rápida de la Organización de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

De esta forma, mediante acciones concretas que agrupen a la Unión Europea y a América Latina alrededor de nuestros valores compartidos, como hemos hecho para la adopción de la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, ayudaremos a paliar los desequilibrios de la mundialización y contribuiremos a la construcción de un mundo más seguro, pero también más justo y más humano.





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