Mensaje en el XVI Congresso Internacional sobre el SIDA.

Mensaje del Señor Jacques CHIRAC, Presidente de la República francesa, en el XVI Congresso Internacional sobre el SIDA.

Toronto (Canada) - 15 de agosto de 2006

Señor Presidente,
Señoras y señores,

Cuando se cumplen veinticinco años de la aparición de la enfermedad, la epidemia de sida se sigue extendiendo.

La mayoría de los cinco millones de nuevos casos registrados el año pasado se produjo en países en desarrollo, en particular en África, que sigue pagando el tributo más caro a esa plaga. La epidemia constituye más que nunca uno de los aspectos dramáticos de la globalización. Una globalización que si bien es fuente de oportunidades y prosperidad, no ha conseguido que cientos de millones de mujeres y hombres salgan de la pobreza, el hambre, la ignorancia y la enfermedad.

La comunidad internacional ha contraído dos compromisos frente al sida: garantizar para el año 2010 el acceso a los tratamientos a todos cuantos los necesiten, e invertir el ritmo de progresión de la epidemia para 2015. El hecho de que la mayoría de los enfermos esté en el Sur mientras que el acceso a los medios de prevención y los tratamientos permanece en el Norte, es una situación moralmente inaceptable. La comunidad internacional debe cumplir sus compromisos.

Para lograrlo, hay que vencer cuatro retos:

El primero son los recursos. Los importantes medios concedidos desde que ustedes se reunieron en Barcelona y Bangkok siguen siendo insuficientes si se comparan con las necesidades definidas por ONUSIDA.

Para incrementar los recursos hay que empezar por aumentar la ayuda pública al desarrollo y la cuota destinada a la sanidad. Francia aportará en 2007 300 millones de euros al Fondo Mundial, que es hoy el primer instrumento multilateral de financiación para la prevención y el tratamiento del sida, la tuberculosis y el paludismo en el mundo en desarrollo.

Incrementar los recursos requiere también la creación de nuevos mecanismos de financiación acordes con el crecimiento de la riqueza mundial, para garantizar medios adicionales y perennes. Ese es el objetivo de la contribución de solidaridad con los billetes de avión, que entró en vigor en Francia el pasado 1 de julio, donde lo esencial de los ingresos se asignará al proyecto UNITAID, Gestión Internacional de Compra de Medicamentos, en el que ya han aceptado participar Brasil, Chile, Noruega y Reino Unido. Al garantizar la demanda a largo plazo, y facilitar con ello las previsiones necesarias a la industria del medicamento, el mecanismo atraerá al mercado otros productores, y permitirá que se consolide la reducción de los precios.

Los medicamentos genéricos han tenido un papel determinante en esa reducción de costos. La comunidad internacional se ha comprometido a facilitar el acceso a los mismos. No pidamos por tanto a los países pobres que renuncien en sus acuerdos bilaterales a los beneficios conseguidos con los tratados de la OMC.

El segundo reto es el acceso universal a la prevención y los tratamientos. Los programas que se llevan a cabo en muchos países de África, Asia y Latinoamérica dejan patente que el acceso generalizado a los tratamientos en el mundo en desarrollo es factible, que los tratamientos en aquellos países son tan eficaces como en los países industrializados, y que al atender a los enfermos de sida se favorece el desarrollo económico de los países pobres.

Es indudable que cambiar de escala supone ayudar a los países del Sur a consolidar sus sistemas sanitarios y hacer frente a la aguda crisis de recursos humanos a la que se ven confrontados.

En la mayoría de los países del Sur, el costo de la atención médica sigue corriendo a cargo de las personas enfermas, sumiendo cada año en la pobreza a millones de familias. A propuesta de Francia, la cumbre de San Petersburgo decidó iniciar una reflexión internacional sobre sistemas de seguro de enfermedad en los países más pobres.

El tercer reto es el respeto de los derechos humanos, la lucha contra el desprecio y la discriminación. No se puede excluir a nadie del acceso a la prevención y la atención médica por su modo de vida o por el hecho de pertenecer a este o aquel grupo social. Francia rechaza cualquier intento de discriminación que se oponga a los principios fundamentales de los derechos humanos. Saludo el coraje de los hombres y mujeres que defienden en todo el mundo la dignidad y los derechos de las personas enfermas.

El cuarto reto es el punto central de sus debates: la investigación. Un esfuerzo que hay que continuar y profundizar en todos los campos relacionados con la epidemia. Me refiero en primer lugar a la investigación para descubrir la vacuna, que requiere nuevos modos de cooperación internacional. Francia y sus socios europeos han decidido participar en esos trabajos.

Señoras y señores, la lucha contra el sida es un combate a favor de la vida, la justicia, la dignidad humana y el desarrollo. Los éxitos colectivos de todos ustedes abren las puertas de la esperanza. Trabajemos juntos para hacerla realidad.

Muchas gracias.





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