Palabras del Presidente de la República con motivo de la entrega del Premio Houphouët-BOIGNY de Fomento de la Paz al Presidente de La República de Senegal.

Palabras del Señor Jacques CHIRAC, Presidente de la República con motivo de la entrega del Premio Houphouët-BOIGNY de Fomento de la Paz al Excelentísimo Señor Abdoulaye WADE, Presidente de la República de Senegal.

Palacio de la Unesco - París / Martes 16 de Mayo de 2006.

Señor Presidente de la República de Senegal, estimado Abdoulaye Wade,
Señor Director General de la UNESCO,
Señor Presidente del jurado, estimado doctor Kissinger,
Señor Presidente de la Organización mundial de la Francofonía, estimado Abdou Diouf,
Señores Presidentes,
Señoras y señores,
Queridos amigos,

Me cabe el honor y el placer de unir mi voz a la de todos los amigos de Senegal -que son muchos y de todos los amigos de la paz que se alegran por la concesión del premio Houphouët-Boigny al Presidente WADE.

Un premio cuyo nombre, Señor Presidente, querido Abdoulaye Wade, recuerda a un hombre admirable donde los haya por su sensibilidad, perspicacia, inteligencia y visión, al que África y también el mundo deben mucho: Félix Houphouët-Boigny.

Un gran africano con una amplitud de miras excepcional, que entendió siempre la acción política como un medio puesto al servicio del entendimiento y la comprensión entre los hombres. Iniciador de una auténtica cultura de la paz, que con su famosa expresión: "La paz no es una palabra, sino un comportamiento", se unía a los ideales de la UNESCO, Señor Director General. Por eso quiso que este premio se confiriera en este recinto. En un mundo en el que nacen tantos conflictos y sucesos trágicos del espíritu de dominación y confrontación, él tuvo siempre la sabiduría de buscar la concordia y la fraternidad mediante la escucha y el diálogo. Ojalá sus principios, arraigados en las fuentes tradicionales de África, sepan inspirar a los protagonistas marfileños del mundo político para que su pueblo recupere la fraternidad y la prosperidad que conserva en su memoria.

El premio Houphouët-Boigny distingue a personalidades que trabajan por la paz. ¿Cómo no evocar la grandeza de dos de sus predecesores, Frédérik de Klerck et Nelson Mandela?

El premio, querido Abdoulaye Wade, vuelve a estar hoy en manos de un africano: es la recompensa justa de un pensamiento y una acción puestos al servicio de la paz y la democracia, la coronación de un historial político dedicado a instaurar la buena inteligencia entre los hombres y entre las naciones.

Todos sabemos que usted sigue estando dispuesto a comprometerse personalmente en una mediación o un arbitraje, y a proponer soluciones imaginativas a conflictos que se eternizan.

Todos conocemos su determinación a favor de los derechos del hombre y la democracia en Senegal. Una democracia que subraya su madurez con su elección, tras una alternancia ejemplar. Permítame celebrar particularmente su valiente decisión de abrogar la pena de muerte en Senegal, porque es un tema que siempre ha sido esencial para mí.

Su combate a favor de los derechos del hombre, la paz en África, la unidad africana, un desarrollo económico más justo, procede siempre del mismo concepto. Con su participación a la creación de la NEPAD y sus iniciativas para luchar contra la fractura digital y agrícola, incita usted a los jóvenes africanos a tomar las riendas del destino de África y a devolverle su orgullo e influencia.

Señor Presidente, deseo expresarle mi estima y reconocimiento en nombre de mi país, y también de todos cuantos anhelan la paz y la seguridad en el continente africano. Es la misma estima que los franceses sienten por el pueblo senegalés, de donde han surgido tantas personalidades brillantes. Por eso, en este "Año Senghor", que celebra el centenario de su nacimiento, debemos concluir citando unas de sus últimas palabras: "···Trabajemos juntos para construir un nuevo mundo. Africanos, os invito a cambiar permaneciendo fieles a lo que es lo mejor de vosotros mismos, la fe en la vida. Amigos de Europa y de América, proponednos las bases de una asociación humanista donde los intereses inmediatos sepan hacer sitio a una auténtica simbiosis de los corazones y las almas".

Busquemos todos, con ceremonias como la que nos ha reunido hoy, la buena voluntad y la energía de los hombres, esa simbiosis a la que nos invita el Presidente poeta, universal, eterno.

Muchas gracias.





Otros sitios