Discurso con motivo de la ceremonia de felicitacion del ano nuevo a los ejercitos

Discurso de Jacques CHIRAC, Presidente de la Republica, con motivo de la ceremonia de felicitacion del ano nuevo a los ejercitos

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Paris, 8 de enero de 2007


Señor Primer Ministro,

Señora Ministra de Defensa,

Señor Ministro de Antiguos Combatientes,

Mi General,

Señoras y Señores,

Queridos Amigos,

Quisiera agradecerle, Mi General, las felicitaciones de año nuevo que acaba de dedicarme en nombre de los Ejércitos y de la Gendarmería. Bien sabe usted que me llega profundamente.

Quisiera manifestar, a mi vez, a cada uno y a cada una de ustedes, al igual que a sus allegados, mis mejores deseos para el año 2007.

Dedico mis primeros pensamientos a aquellas y a aquellos que han dado su vida o que han resultado heridos en el ejercicio de su deber. Su sacrificio representa la máxima expresión del compromiso del soldado al servicio de la Nación. Quisiera rendirles un solemne homenaje y expresar a sus familias todo mi afecto y mi apoyo.

Saludo igualmente a las 14.000 mujeres y hombres que, en este mismo momento, están trabajando comprometidamente, en territorio nacional o en operaciones exteriores y en particular en el Líbano, en los Balcanes, en Afganistán o en África. Honran a Francia y a su compromiso por la paz.

La principal vocación del Estado reside en la seguridad de Francia y en la de sus ciudadanos, en la protección de sus intereses y en la defensa del rango que ocupa. Le corresponde garantizar la independencia nacional; le corresponde garantizar nuestros intereses vitales y el control de nuestro destino, la solidaridad con nuestros socios europeos y nuestros Aliados, el compromiso por la paz. Francia lo hace en nombre de una visión basada en valores universales de dignidad humana, de respeto, de justicia y de solidaridad.

Vivimos en un mundo de nuevas amenazas. El auge de la globalización, la carrera por las materias primas y la emergencia de nuevas potencias sacuden los viejos equilibrios tradicionales. Aumentan las líneas de fractura, demográficas, económicas y culturales. Se exacerba la tentación del unilateralismo o del repliegue en uno mismo. Las frustraciones y los sentimientos de injusticia resultantes de conflictos no resueltos forman el mantillo del extremismo y del terrorismo. Algunos Estados, al llevar a cabo estrategias "al borde del abismo", se comprometen en la vía de la proliferación nuclear, química o bacteriológica, avivando de este modo y gravemente las tensiones internacionales.

Ante este peligroso contexto, Francia no podría bajar su guardia o depender de otros a la hora de garantizar su defensa. Se trata de un desafío político fundamental, el cual deberá constituir el centro de los debate de los próximos meses.

Tras haber aprendido la lección de la trágica experiencia de 1940, la Constitución de la V República quiso que el jefe del Estado asumiera directamente la responsabilidad de los Ejércitos y la Defensa de Francia.

Siguiendo esta línea, he dirigido la profunda modernización de nuestra herramienta de Defensa.

Enfrentado a la complejidad, a la naturaleza y a la dureza de las operaciones militares, he emprendido la profesionalización de los ejércitos. Ustedes han sido sus ejemplares artesanos, a todos los respectos y hoy en día, dentro de los plazos previstos, ha sido realizada. Su beneficio para nuestra Defensa nacional es actualmente apreciable.

Nuestros conciudadanos esperan de sus ejércitos un cumplimiento riguroso y determinado de su misión. Saben bien cuáles son los riesgos que corren ustedes. Saben cuáles son los imperativos y las dificultades de este noble y gran oficio que han elegido.

Por este motivo he querido, Mi General, y bien ha hecho usted en mencionarlo, que el nuevo estatuto de los militares compense adecuadamente tales exigencias.

Una política de Defensa sin medios suficientes no sería más que una política de apariencias.

He cuidado, por lo tanto, la restauración de nuestras capacidades. La ley de programación, estrictamente respetada, gracias, en particular, a la acción del Primer ministro y de la ministra – quisiera insistir en rendirles homenaje a este respecto – ha entablado la indispensable recuperación de nuestros equipos y ha permitido lanzar los programas necesarios para el futuro.

Actualmente pueden ustedes apreciar los resultados. El pasado verano, se desplegaron carros Leclerc, así como edificios de proyección y de mando, en el Líbano. Mañana, varios Rafale estarán al pie del cañón en Afganistán. A nivel permanente, los satélites Helios y Syracuse refuerzan nuestras capacidades de información y de mando.

La próxima ley de programación confirmará imperativamente esta orientación y permitirá la entrega de nuevos materiales. Gracias a ello, la fragata multimisión, el avión de transporte A 400 M y los helicópteros Tigre y NH 90 serán una realidad para los ejércitos, a lo largo de este periodo, lo cual resulta indispensable.

Mantener una herramienta de Defensa creíble es un duro trabajo que necesita perseverancia y realismo. Constituye el fruto de una reflexión permanente y ajustada con regularidad. Requiere un esfuerzo presupuestario constante.

Desde hace cinco años, a pesar de las dificultades de las finanzas públicas, he procurado, junto al Primer ministro, que dispusieran de los recursos necesarios, aunque estos requirieran un cálculo muy ajustado.

Es esencial para la Nación mantener dicho esfuerzo, a tenor de la fragilidad del equilibrio alcanzado. Es tentador – y tan fácil – reducir el crédito de los Ejércitos...Pero se haría al precio de su capacidad operativa, de su credibilidad, de su aptitud para cumplir con su misión. Para que nuestra herramienta de Defensa responda a las necesidades de la Nación, es necesario rechazar las dificultades. Debemos actuar con responsabilidad. Porque lo que está en juego, es la seguridad de los Franceses, nuestra capacidad para defender la paz y nuestros valores en un mundo que sigue siendo peligroso.

La herramienta de disuasión nuclear representa la garantía final de nuestros intereses vitales. Velo permanentemente para asegurar su coherencia y su credibilidad.

Nuestra doctrina ha sido adaptada teniendo en cuenta las nuevas amenazas y nuestros compromisos internacionales : frente a una potencia mayor, podemos infligir daños de cualquier naturaleza; frente a una potencia regional, podemos ejercer nuestra respuesta en sus centros de poder y en su capacidad para actuar; de manera que el riesgo de daños irreparables sirva de disuasión para cualquier agresor en potencia.

Asimismo, vigilo la modernización permanente de las fuerzas de disuasión, con un espíritu de estricta suficiencia. Sus dos componentes, oceánica y aérea, ofrecen al jefe del Estado la flexibilidad indispensable y la credibilidad necesaria. Nuestra capacidad para adaptar y modernizar de manera permanente nuestras fuerzas de disuasión constituye igualmente un desafió fundamental para los años venideros.

*

El progreso de Europa sirve igualmente a nuestra seguridad. Por este motivo, he hecho de la Europa de la Defensa una prioridad, así como, de la credibilidad de las intervenciones bajo mandato internacional, un imperativo.

La Europa de la Defensa constituye la voluntad de acercamiento de nuestras capacidades operativas, de nuestras doctrinas, de nuestros medios industriales y de investigación, de nuestros programas de armamento, de nuestros centros de formación. Se trata del compromiso conjunto del mantenimiento de la paz, en Africa y en los Balcanes.

Lo conseguido desde la Cumbre franco-británica de Saint-Malo en 1998 ha abierto una nueva vía que confirma a Europa como un eje de paz y de estabilidad en el mundo. Pero será necesario ir aún más lejos para que la Unión asuma plenamente su vocación, incluido en el marco de la Alianza y de una relación transatlántica equilibrada.

La prevención de los conflictos constituye evidentemente nuestra prioridad. Pero sabemos que el uso de la fuerza resulta a veces indispensable, ya se trate de garantizar la protección de nuestros conciudadanos y de nuestros intereses, o de cumplir con misiones de paz, en particular bajo mandato internacional. Por ello, habida cuenta de las experiencias en los Balcanes, en el Líbano o en Africa, velaré para que los mandatos internacionales, en nombre de los cuales se despliegan nuestras fuerzas, permitan asumir concreta y plenamente, su misión.

Señoras y Señores,

Este año los Franceses se enfrentarán a elecciones decisivas para el futuro, como es habitual en una democracia. En materia de Defensa, corresponderá a los Ejércitos poner en marcha tales decisiones, motivo por el cual he querido recordar, en el día de hoy, cuáles son los principales desafíos en juego para el país.

Mi General,

Sé bien que puedo contar con usted a la hora de seguir imbuyendo vigorosamente la exigencia del resultado en el seno de los Ejércitos. Se trata de la respuesta adecuada al esfuerzo que la Nación consiente para su Defensa.

Ruego transmita mis mejores deseos para este año que empieza a las mujeres y a los hombres que componen la Defensa, así como toda mi confianza, mi estima y mi más sincera amistad.

Muchas gracias./.





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