Alocucion pronunciada con ocasion de la presentacion de la casa de la Francofonia

Alocucion pronunciada por Jacques CHIRAC, Presidente de la Republica, con ocasion de la presentacion de la casa de la Francofonia

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Paris, 19 de marzo de 2007


Señor Secretario General, estimado Presidente Abdou Diouf,
Señora y Señores Ministros,
Señoras y Señores Representantes personales y Embajadores
Señoras y Señores, jóvenes de Dammarie-les-Lys,
Mis queridos amigos,

En la víspera de la fiesta de la Francofonía, que nos reúne en el amor a nuestro idioma, he deseado reuniros a todas y a todos. Para evocar, por supuesto, este lazo irreemplazable que nos une y para trazar perspectivas de futuro. También para celebrar juntos esta buena nueva : como me comprometí en Beirut en 2002 y bajo el impulso especial del presidente Abdou Diouf, pronto, la Francofonía, tendrá su Casa. Se nos acaba de presentar el proyecto arquitectónico, me complace felicitar a los arquitectos y el Estado está ahora plenamente comprometido en este proyecto.

Esta Casa se encuentra frente al Palacio de la UNESCO. En ella veo más que un símbolo. En ella veo la promesa de un bello y fructífero diálogo al servicio de los valores de nuestra gran familia : la diversidad cultural, la justicia, los derechos humanos, la participación y la solidaridad.

Diferentes pero solidarios, los 68 estados o gobiernos miembros y observadores de la Francofonía son, en el fondo, representativos de una cierta visión del orden mundial. Un mundo del que hemos plantado juntos los fundamentos y que hay que seguir construyendo. Un mundo en el que las singularidades se respetan, en el que cada voz cuenta por igual que las demás. Un mundo en el que sobresalen siempre los valores universales : estos valores que tienen como común denominador el respeto. Estos valores que son la libertad, la democracia, los Derechos Humanos. Es la igual dignidad de las culturas y de los pueblos. Es por fin, el desarrollo duradero, con la voluntad de vencer a la pobreza y a la exclusión, la conciencia de la urgencia ecológica y la preocupación por las generaciones que nos sucederán.

Podemos estar orgullosos de nuestra fraternidad francófona. De esta familia que hemos hecho crecer juntos. Si bien es cierto que queda mucho por hacer no por ello deja de ser ejemplar en otras muchas cosas : abre una vía para el futuro.

En el origen de su existencia y de sus éxitos, está, ya lo decía, nuestro amor por esta lengua francesa que compartimos. El francés se habla en todas las partes del mundo. Debemos hacerle vivir con entusiasmo. Por medio del francés se han expresado algunos de los espíritus más creativos de la historia universal del pensamiento. En el francés se han reconocido a través de los siglos y en el mundo entero, muchos de las y de los que piensan, sueñan, quieren construir un mundo mejor. No liquidemos esta herencia, no cedamos a los funestos cantos de sirena de la uniformación : el empobrecimiento de la expresión conduce al empobrecimiento del pensamiento. Cuando otras lenguas se afirman en la escena mundial, sepamos conservar el francés en su vocación para expresar, en todos los continentes, la aspiración universal de la modernidad y el progreso. Recordemos que es, para cada uno de nuestros países, un poderoso instrumento de influencia.

Nuestra lengua, que se enriquece sin cesar con la creatividad y la imaginación de todas y de todos los que la hablan, es un capital al que hay que hacerle fructificar. En la vida pública y en la vida internacional, donde debemos seguir siendo particularmente vigilantes. Pienso en la ONU, en la OMC, en las instituciones financieras internacionales en las que debemos hacer oír nuestra voz y demostrar todo nuestro peso. Pienso igualmente en la Unión Europea, porque en la actualidad una mayoría de los Estados de la Unión son miembros de la Francofonía. Pero también pienso, por supuesto, en la vida económica. Convenzamos juntos a nuestras grandes empresas que la diversidad lingüística y el respeto a la lengua de cada uno es un activo estratégico, no un handicap. Una conquista, no un signo de repliegue sobre sí mismo. Que encarnen la modernidad y el movimiento. Que la diversidad lingüística es una de las condiciones fundamentales de la aceptación, por parte de los pueblos, de la mundialización.

Mis queridos amigos,

En Hanoi, en Bamako, en Saint-Boniface, en Bucarest, la Francofonía ha empezado a desbrozar nuevos territorios, a asumir nuevos desafíos. La democracia, los Derechos Humanos, el buen gobierno, y también la mediación, la resolución de los conflictos, la paz tal como la deseamos fuera de nuestras fronteras.

Afirmada en el seno de nuevas instituciones más coherentes y más eficaces, la Francofonía ocupa su lugar en las relaciones internacionales. Se erige en fortaleza reconocida, fundada en el derecho. Se propone como un actor en el devenir del mundo.

Lo debe a la excepcional autoridad, al prestigio personal y al compromiso determinado de los hombres que la dirigen : su primer Secretario general, nuestro amigo Boutros Boutros-Ghali y por supuesto usted, querido Secretario general, querido Presidente Abdou Diouf a quién me complace expresar mi reconocimiento, mi estima y mi amistad.

Lo debe a todas y a todos los que no han cesado de unirse a nosotros : los Estados, la Asamblea parlamentaria de la Francofonía, las organizaciones no gubernamentales y los operadores. También quiero rendir homenaje a la acción de la Agencia universitaria de la Francofonía, a la acción de la AIMF, a la de TV-5. Todos forman una red muy densa y muy potente de universitarios, de profesores de francés, de parlamentarios, de alcaldes, de periodistas, que hacen de la Francofonía una sociedad en movimiento, rica por su diversidad y su vitalidad. En Moncton, en 1999, dedicamos nuestra Cumbre a los jóvenes : sepamos hoy volver a encontrar esta inspiración, sepamos dirigirnos más activamente a toda la juventud francófona. Busca en el mundo las señales de su futuro y debe encontrar en nuestro movimiento una promesa a la medida de sus esperanzas y de sus sueños. Saludo afectuosamente la presencia entre nosotros de los alumnos del liceo de Dammarie-les-Lys, que han realizado un trabajo absolutamente importante en todos los aspectos, sobre la francofonía, como modelo de respeto, de diálogo y de diversidad. Gracias.

Mis queridos amigos,

En el gran tumulto del mundo, la Francofonía sigue animada por los principios que la han presidido desde su creación. La ambición general y generosa de Leopoldo Sédar Senghor, de Habib Bourguiba y de Hamani Diori continúa siendo hoy una viva realidad. ¿Quién no piensa hoy que esta ambición de diálogo de las culturas al servicio de la paz era visionaria por parte de estos hombres?. Y cuanto, hoy más que nunca, está de actualidad.

Quiero expresar hoy mi profunda amistad a cada una y a cada uno de vosotros. Quiero expresarles el placer que me producen estos encuentros, estas cumbres, que siempre marcan un momento excepcional de confianza y de amistad y creo que hacen progresar una cierta visión del hombre y del mundo.

Francia, en el futuro, deseará siempre servir a la Francofonía, en beneficio de todos nuestros países y para expandir los valores que nos unen. Por ello querido Presidente Abdou Diouf viva la Francofonía!.

Muchas gracias.





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