XVIII Cumbre franco-española : Rueda de prensa conjunta

XVIII Cumbre franco-española

Rueda de prensa conjunta del Presidente de la República, Jacques CHIRAC, y del Presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.

- PALABRAS DE CHIRAC -
- FRAGMENTOS -

(Paris, 10 de noviembre de 2005)

Al concluir esta decimoctava Cumbre, quisiera antes de nada recordar lo sucedido en Jordania. El terrorismo ciego se ha abatido sobre el país. En estos trágicos momentos para el pueblo jordano, pueblo amigo de Francia, amigo de España, quiero decir a los jordanos, al Rey y a todos los dirigentes del país que pueden contar con nuestra solidaridad. Condenamos sin reservas y con la mayor contundencia esos execrables atentados.

Afirmamos más que nunca la determinación que tenemos de combatir el terrorismo sin tregua ni descanso.

Y ahora hablaré de la reunión: ante todo, quiero decir que es nuevamente un gran placer recibir al presidente Zapatero en París. Es el quinto viaje que realiza a Francia este año. Quiero desearle la más cordial bienvenida tanto a él como a sus ministros y delegación.

Celebramos hoy la decimoctava Cumbre Francoespañola y no es necesario que les diga que, dada la espontánea relación que existe entre las dos grandes potencias europeas que son España y Francia, el clima que ha reinado a lo largo del encuentro ha sido especialmente cálido.

Hemos abordado una serie de asuntos. En primer lugar, el problema de la inmigración ilegal: a todos nos desconcertaron los incidentes de Ceuta y Melilla. En la reunión de Hampton Court, tuve oportunidad de recordar que, desde nuestro punto de vista y desde el punto de vista español, no es un problema exclusivamente español ni marroquí, sino que es un problema europeo. Incluso diría que en realidad se trata de un problema mundial. Así que es fundamental entablar una buena cooperación entre nuestros tres países, con Marruecos, pero también con Argelia y los países vecinos, para tratar de implementar medidas de seguridad adecuadas, especialmente de cara a reforzar los controles y a firmar Acuerdos de readmisión con los países en cuestión.

Pero no nos hacemos ilusiones: todo esto es necesario pero no suficiente. Es necesario, en particular para combatir los vergonzosos tráficos que se desarrollan en torno a la inmigración ilegal, pero no es suficiente porque el origen de la inmigración ilegal también es la desertización de África, la demografía africana y la incapacidad de la comunidad internacional solidaria para aportar los medios necesarios que exige el desarrollo.

La gente que emigra suele hacerlo porque se ve obligada a ello, porque no puede seguir viviendo donde lo había hecho antes por falta de medios, de recursos, y lo hace para poder vivir ellos y sus familias. Al observar la evolución de la demografía africana, salta a la vista que se trata de un problema fundamental que existirá dentro de veinte o treinta años. También es evidente que la solución no radica en el ámbito de la seguridad sino que solo puede encontrarse en el ámbito del desarrollo. Y esto significa que son necesarios medios para crear las infraestructuras necesarias, estructuras para la educación, el trabajo y la sanidad en todos esos países que además, repito, debido al calentamiento climático, tienden a desertizarse.

La verdad es que esta situación exige prácticamente triplicar el esfuerzo mundial de desarrollo. Y nunca conseguiremos nada de esto si lo buscamos en las contribuciones presupuestarias de los Estados ricos. Por eso, dentro del marco de la cooperación que tenemos con Brasil, Chile, España, Alemania y Argelia (espero no haberme olvidado de ninguno), hemos presentado en la ONU la idea de crear fuentes de financiación innovadoras que nos permitan triplicar la ayuda pública al desarrollo. Es el mínimo necesario si queremos evitar los desplazamientos masivos de población que serán inevitables en África y en otros puntos del planeta y si queremos tener un mínimo de coherencia con las exigencias morales y éticas de nuestro tiempo. Estamos totalmente de acuerdo sobre el enfoque que hay que dar a este asunto y militamos juntos a favor de soluciones adaptadas a esta situación.

Después, hemos evocado el décimo aniversario del Proceso Euromediterráneo de Barcelona que, dentro de unas semanas, dará pie a una reunión de los países interesados en Barcelona. La asociación euromediterránea es esencial tanto para la paz en la región como para la estabilidad, la democracia y el desarrollo. Hemos hablado de todo ello. Respaldamos sin reservas la iniciativa y el esfuerzo de nuestros amigos españoles en el ámbito euromediterráneo, especialmente en el momento en que se van a realizar los nuevos presupuestos europeos y en que los programas MEDA y TACIS dejan hueco para la iniciativa de vecindad, desde el punto de vista financiero. A este respecto, hemos hecho hincapié en la importancia que conferimos a que no se rompan los equilibrios, a que dos tercios del esfuerzo europeo se destinen siempre a la región mediterránea y un tercio a la región de los países de la antigua Unión Soviética.

Como es natural, hemos hablado de las perspectivas financieras. Ambos queremos que se logre un resultado positivo en la próxima Cumbre europea, que se celebrará en Bruselas los días 15 y 16 de diciembre. Somos conscientes de que se trata de un problema nada fácil de solucionar, pero también de que es necesario hacerlo. Naturalmente, entiendo y apruebo la postura española, que es una postura difícil en la medida en que, dada la evolución económica, España corre el riesgo de experimentar una fuerte reducción, brutal y rápida, instantánea, de sus fondos estructurales y de cohesión, en condiciones que difícilmente puede aceptar desde el punto de vista económico.

España no se opone a la idea de que los fondos de cohesión deban reducirse, pero sí cuestiona que se imponga de golpe una medida tan brutal. Lo entiendo perfectamente. De hecho, le he comentado al presidente del gobierno español que la situación de Francia no es mucho más fácil que la suya debido a que en el paquete Juncker, rechazado por iniciativa de nuestros amigos británicos en el último Consejo Europeo, Francia ya había hecho un esfuerzo considerable puesto que, en el período 2007-2013, estaba dispuesta a asumir un incremento de gastos de 11.000 millones de euros respecto al período anterior equivalente. Y no puede hacer más.

La conclusión a la que hemos llegado es que hay que volver a examinarlo todo, teniendo en cuenta, en particular, el papel de cada Estado miembro en el marco de la solidaridad, es decir, la participación de cada uno en el coste de la ampliación. Esto es lo que supone un problema en la negociación con nuestros amigos británicos.

Hemos hablado de la OMC y ambos consideramos que la Comisión debe respetar el mandato que se le ha dado por unanimidad, dentro del marco de las negociaciones comerciales, especialmente en el ámbito agrícola.

Hemos recalcado la importancia y el dinamismo de nuestra relación bilateral y la gran calidad de nuestra cooperación policial y judicial, que se ha intensificado considerablemente en los últimos tiempos y que es una cooperación marcada por la confianza mutua lo que la convierte, como es lógico, en una herramienta muy eficaz para combatir el terrorismo, el tráfico de drogas y el crimen organizado.

También han mejorado los enlaces transpirenaicos, de los que hemos hablado largo rato, pues ambos somos conscientes de la importancia que tienen para España y para Francia.

Hemos decidido crear un Consejo Francoespañol de Defensa y de Seguridad pues es el elemento que faltaba en la cooperación entre Alemania, el Reino Unido, Francia y España en el ámbito de la defensa. Ya tenemos ese Consejo con Alemania y con el Reino Unido y era fundamental que pudiéramos llevar a cabo una acción entre los cuatro.

Hemos decidido instaurar nuevas cooperaciones en el ámbito de la investigación y la ciencia. He aprobado el principio de un fondo de innovación y de convergencia que propone España de cara a renovar nuestra estructura europea. También hemos evocado cooperaciones mucho más importantes en el plano científico, técnico y tecnológico. Les recuerdo que Francia es el primer socio de España en el plano científico y creo que también es así en sentido inverso. Hemos decidido lanzar la creación de polos de competitividad hispanofranceses y fortalecer la cooperación entre las grandes estructuras científicas y, en particular, entre las universidades y los centros científicos.

También hemos decidido crear un Foro Francoespañol de Diálogo de la Sociedad Civil y hemos decidido nombrar a los copresidentes de dicho diálogo. Dejaré que sea el presidente Zapatero quien les diga quién es el copresidente español. En cuanto al copresidente francés, será el señor Proglio.

Como es natural, hemos evocado la actualidad internacional y hemos observado que estamos totalmente de acuerdo sobre los asuntos internacionales. Así es en el caso de Oriente Próximo, de Iraq y de Irán. En cuanto a Líbano y Siria, nos hemos congratulado por la adopción por unanimidad de la resolución 1.636 que tenía especial importancia para nosotros. Hemos afirmado la voluntad que tenemos de que Siria coopere plena y totalmente, sin reservas ni ambigüedad de ninguna clase, con los investigadores internacionales sobre el asesinato del antiguo primer ministro, Rafic Hariri.

Estos han sido los principales asuntos que hemos abordado a lo largo de la reunión. Cedo ahora la palabra al presidente Zapatero para que les dé su versión de la Cumbre.

Antes de pasar a las preguntas, quisiera decir unas palabras sobre la violencia callejera en Francia, puesto que el presidente Zapatero y yo también lo hemos comentado.

Ante todo, quiero decir que, como es lógico, para tratar los disturbios callejeros, primero hay que restablecer el orden público y el respeto de la ley. Ya he tomado todas las medidas necesarias en este ámbito tras consultarlo, por supuesto, con el primer ministro y el gobierno. Ya hemos tomado todas las medidas pertinentes. Tras dar a las fuerzas de seguridad los medios que necesitan para contener la violencia, quiero rendir un homenaje muy especial a la profesionalidad y la sangre fría de las fuerzas republicanas de seguridad. Al mismo tiempo, quiero saludar a los bomberos, los magistrados, los alcaldes y los concejales así como a los trabajadores sociales que se han movilizado activamente y con gran determinación para enfrentarse a la violencia.

La movilización debe proseguir. Quiero instar a todos a respetar su propia responsabilidad, me refiero especialmente a los padres de los demasiados menores de edad que han tomado parte en los disturbios, de hecho muy a menudo azuzados por sus mayores. De manera que nos encontramos en el momento de la acción, de la acción para restablecer el orden público. Esta es mi prioridad.

Pero todo esto no debe ocultarnos que hay un problema real y que es un problema muy sencillo: se trata del problema de la igualdad de oportunidades y del respeto de la persona, de todos y cada uno de los miembros de la República. Como es natural, cuando llegue el momento y se haya restaurado el orden, habrá que sacar consecuencias de esta crisis y trabajar con valentía y lucidez.

La exigencia es responder de forma contundente y rápida a los problemas que están sufriendo, indiscutiblemente, los habitantes de los barrios desfavorecidos en las afueras de algunas ciudades.

Pero quisiera recordar que se ha emprendido una acción importante desde el punto de vista financiero y de la inteligencia de los principios aplicados, para responder a esta situación. Así es en lo que respecta a las zonas francas, el plan de renovación urbana y el plan de cohesión social que han movilizado sumas considerables y que se están poniendo en funcionamiento. Además, disponemos de la Alta Autoridad de Lucha contra las Discriminaciones que es una herramienta esencial para afirmar claramente el respeto que se le debe a todas las personas. Y por último, están todas las medidas anunciadas por el primer ministro y que van en el mismo sentido. En definitiva, en los últimos tres años, se ha hecho un gran esfuerzo. Antes también, pero sobre todo desde hace tres años.

Es probable que no nos hayamos movido lo suficientemente deprisa. Quizás haya que intensificar esta acción. Y eso es lo que he pedido al gobierno que haga. Y es que, vengamos de donde vengamos, todos somos hijos de la República y podemos disfrutar de los mismos derechos, sabiendo, claro está, que también tenemos las mismas obligaciones.

Todos tenemos derecho al respeto y a la igualdad de oportunidades. No todos son conscientes a día de hoy de que ese respeto y esa igualdad de oportunidades son innatos. Hay que hacer lo que es necesario. Repito que todavía estamos en el período de restablecimiento del Estado de derecho y de la seguridad. Cuando llegue el momento, les comentaré las reflexiones que he hecho sobre todo este problema. Pero la prioridad en estos momentos es restablecer el orden público.

(···).





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